Que cada palo aguante su vela
Como ya sabéis por otros dichos los españoles tenemos una resignación proverbial rayana en el fatalismo. Este en concreto, “que cada palo aguante su vela” es de los más usados pues viene a decir que cada persona tiene que soportar estoicamente y por sí sola lo que el cruel destino le depare.
La imagen es muy gráfica y a muchos remite a la Semana Santa: se imaginan a un penitente, purgando sus pecados y portando una vela que representa su alma.
Sin embargo, esta imagen es errónea. Vamos a explicarlo con más detalle.
Como sabéis, en español la palabra “vela” se refiere tanto al cilindro de cera con un cabo que sirve como iluminación (candle) como a la pieza de tela que sirve para aprovechar el viento y propulsar una embarcación (sail). Pues bien, la “vela” del dicho que nos atañe se refiere a las de un barco.
Así los palos mencionados no serían otra cosa que los mástiles, que aguantan cada uno por sus medios las velas que harán avanzar a la nave. Una metáfora que nos dice que soplen por donde soplen los vientos del destino habrá que adaptarse al rumbo que nos marquen.