Las Meninas
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Las Meninas

El cuadro más famoso y más debatido de Diego Velázquez es el fantástico e inusual retrato de familia "Las Meninas".

Pintado en 1656, esta extraordinaria muestra de vida del siglo XVII en la Corte sigue siendo analizado hoy por estudiantes, críticos y eruditos. Descifrar el significado real de "Las Meninas" es imposible, parece ser ésa precisamente la intención de Velázquez. Muchas preguntas siguen sin respuesta, permitiendo a cada espectador sacar sus propias conclusiones acerca del verdadero significado e intenciones tras el cuadro.

La intemporalidad de "Las Meninas" fue capturada perfectamente por Velázquez, porque toca un asunto que siempre tendrá vigencia. Al romper con las normas del retrato tradicional, Velázquez escoge mostrarnos la vida "entre bastidores" en la Corte. De la misma manera en que la gente absorbe revistas de famosos hoy en día, la naturaleza humana ha tenido siempre tendencia ser cotilla. Ya sea en el siglo XVII o en el XXI, nadie dejaría pasar la oportunidad de echar una ojeada a las estancias privadas de los reyes. Más aún en un tiempo en el que el retratismo Real seguía estrictas formalismos, representando caras serias sobre fondos monótonos. Velázquez rompió verdaderamente con la tradición para dejar ver a la gente una breve muestra de vida normal en el palacio de Felipe IV de España. Además de ofrecer al espectador esta privilegiada oportunidad, "Las Meninas" también intenta humanizar a la realeza, sugiriendo que son como cualquier otra familia.

Las Meninas

El cuadro parece centrarse en la Infanta Margarita, de cinco años, quien está rodeada por sus damas de honor (o meninas), el perro de la familia y dos enanos. Mientras que la atención de la mayoría de la gente parece centrarse en ella, Velázquez demuestra una vez más que esa gente que normalmente se mantiene "entre bastidores" (como las damas de honor de la princesa), también es digna de ser pintada. El hecho de que el cuadro se llame "Las Meninas" incide en esta idea. A la izquierda de Margarita vemos a Velázquez mismo, pincel en mano y frente a su caballete y un enorme lienzo. Al incluirse en la parte principal del cuadro, Velázquez está reafirmando su propia posición de artista.

Aun así, la escena no acaba ahí. Lo más llamativo del cuadro es la decisión de Velázquez de incluir a los Reyes tan sólo a través de su vago reflejo en un espejo que cuelga de la pared del fondo. Velázquez juega ingeniosamente con la perspectiva, y por ello difumina la claridad y lo evidente en su cuadro. Su evidente carácter esquivo no puede sino hacer que se planteen preguntas.

La primera, ¿a quién está pintando en el enorme lienzo que casi llega al techo?

Algunos críticos sostienen que está pintando la escena justo a su izquierda, la de la Infanta Margarita y sus "Meninas". Si éste fuera el caso, entonces sus padres, los Reyes de España, estarían al margen porque sólo están mirando a su hija. Pero esto significaría que Velázquez está pintando a la princesa de espaldas, lo que resultaría en un cuadro bastante curioso.

La otra opción es que Velázquez esté pintando al rey Felipe IV y a su mujer, Mariana de Austrias, y están de pie frente a él. Margarita sólo está allí para mirar a sus padres. Si éste fuese el caso, hay varias razones por las que Velázquez podría haber decidido dejar a los sujetos reales tan lejos de la acción. En primer lugar, a Felipe IV no le agradaba especialmente ser retratado en sus últimos años, lo que quiere decir que podría haber solicitado no ser pintado con demasiado detalle.

Por otro lado, ¿puede ser que Velázquez esté usando su estatus como chambelán de Palacio para hacer juegos de poder? Al ponerse a sí mismo en el primer plano del cuadro, y a los reyes como un mero reflejo, ¿se estaba dando importancia? ¿O estaría pensando en el espectador? Si consideramos que quien esté delante del cuadro está en la misma posición en la que Felipe y Mariana podrían haber estado, ¿estaba intentando Velázquez humanizar nuevamente a los monarcas y elevar al hombre medio que mira este cuadro?

Estas preguntas no pueden ser respondidas, sino que cada persona que admira "Las Meninas" debe decidir por sí misma. Esto, parece ser, es como quería Velázquez que el cuadro fuese interpretado, y es lo que lo convierte en una obra de arte tan duradera e inquietante.

Puedes contemplar "Las Meninas" y decidir por ti mismo en la pinacoteca más famosa de Madrid, el Museo del Prado.